Si hiciéramos una comparación aproximada, tal decisión en una sociedad tan compleja como la que vivimos, es algo así como eliminar la suspensión de un automóvil, tratándole como si fuera un viejo carro medieval pero en las autopistas del siglo XXI.
Dejar que un motivo económico sea a costa y en parte de esa modificación estructural y legal de la Ley Educativa vigente es perverso y solamente puede ser considerado como algo disparatado y sin sentido educativo.
Desde la Norma, el Pr. /a tutor/a son corresponsables de su materia científica a impartir junto a la función tutorial de un Grupo de alumnos en concreto dentro de su actuación profesional. Por tanto suprimir tal responsabilidad es un sinsentido legal.
Pero más allá de la legalidad, veamos los fundamentos educativos que se atacan.
La acción tutorial supone una de las tareas clave de carácter educativo que tiene todo profesor de infantes, niños, adolescentes y jóvenes para su integración y desarrollo personal, pues la individualidad se forma a partir de su basamento dentro del grupo, algo biológico y natural por otra parte ya desde el nacimiento.
La acción tutorial por tanto protege las diferencias y las hace ricas hasta su mejor expresión, acogiendo en el grupo toda la diversidad, que siempre se da en cualquier grupo organizado con tareas comunes.
Por otra parte podemos citar cuatro aspectos/ necesidades que son la “fragua” de dicha acción tutorial:
La necesidad de todo el alumnado de ser reconocido.
La necesidad del alumnado de ser aceptado en su diferencia.
La necesidad del alumnado de ser asumidas las tareas y conductas personales que afectan a todo el grupo-clase.
La necesidad de cambiar y evolucionar del alumnado hacia nuevas estructuras de personalidad y de proyectarse socialmente.
De manera que si se suprime esa tarea, el alumnado ya no tiene un espacio de expresión, aceptación, tolerancia, crecimiento y superación del conflicto humano natural de aprender, crecer y amar.
Tal como sabemos desde la ciencia en la psicología operativa, sabemos que es el grupo es el que hace al individuo y no al revés, como se pretende hacer quitando esa tarea clave del profesorado junto a sus alumnos.
Ya a finales del siglo pasado en la última década, los orientadores de España trabajamos el espinoso tema del alumnado con sobredotación y se hizo una Norma racional que los integraba junto a los demás, desarrollando todas sus capacidades de forma óptima aunque fueran diferentes. Apartándolos, lo que se consigue es pervertir la realidad como si fueran seres extraños que han de estar apartados, que nada tienen que ver con los otros…, en definitiva tratarlos como seres de otro planeta. Si una familia tiene un hijo/a adolescente, ¿le separa de sus hermanos/as...?
Si se llegara a suprimir la tutoría en Secundaria, se amputaría la necesidad que nuestro alumnado tiene entre el nacimiento y su llegada a la vida adulta, para poderse expresar en la dimensión interactiva tan necesaria en la adolescencia, que le une a los adultos junto a sus iguales para crecer y hacer un proyecto personal de vida adulta, responsable y con la idea central y objetiva de convertirse en un ser maduro y educado, es decir que pueda vivir más allá de su ombligo, queriendo abrirse activamente hacia un mundo siempre mejorable y en el que debe sentirse protagonista desde su identidad.
Colmenar Viejo 13 de julio de 2011
Fdo.: Juan Antonio ARROYO DÍAZOrientador de Educación de la Comunidad de Madrid
Pr. de Orientación y Tutoría
Master de Formación del Profesorado de Educación
Secundaria Obligatoria y Bachillerato
Universidad Autónoma de Madrid
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