jueves, 19 de junio de 2008

EL ESPÍRITU DE LA CABRERA

A la Institución Libre de Enseñanza

desde el E.O.E.P. de Colmenar Viejo

XIII aniversario (1995-2008)

Había comenzado el curso académico de 1906 y los profesores Giner, Cossío y Rubio, jugaban a los dados cerca del castillo de Manzanares el Real… Tal vez si los liberales nos hundimos y el Instituto también, después del atentado de mayo a Alfonso XIII,- decía don Francisco-, tendremos que imaginar que algún día por esta sierra del Guadarrama nos encontraremos. Claro Paco,-contestó Cossío-, para eso Colmenar va a tener tren, don Arturo Soria quiere hacer las obras y podremos venir con los alumnos a la Pedriza. Son treinta años de trabajo,- añadió el profesor Rubio-…

Pasaron los años y fueron anulados los maestros republicanos, las ideas de 1876 se invalidaron

con el túnel de un largo tiempo de ignorancia, muerte y fanatismo.

Casi un siglo después de aquellas ideas tan bien paridas, cuando ya estábamos en este

mundo como bebés, niños, adolescentes o jóvenes, o sin nacer todavía, el cocodrilo que mandaba se puso la máscara y como un busto sensible y parlante dijo en televisión que había muerto la momia.

Pero hubo un fallo magnífico y fue que al saurio se le saltaron las lágrimas de la pena que ocultaba la risa de mandar… Y esas lágrimas diantre, se transformaron de inmediato en las Cataratas del Champán por toda la península.

Y esta alegría hizo que al poco tiempo se infiltraran en Madrid aquellos tres amigos disfrazados de orientadores de la educación primaria por una puerta carcomida desde hacía siete años.

Pero también por entonces llegó la lucha para anular la alegría de la fiesta con tantos muertos en goteo, hasta que una tarde unos guardianes de la calavera mandaron al suelo al Parlamento con metralletas, menos curiosamente a tres valientes y más tarde, como todo fracasaría, la magia de un niño dibujó a una España cicatrizada.

El tsunami de burbujas que alegró las tareas nos metió en Europa al poco tiempo y unos años después, en el noventa, aquellos tres hombres con su naturaleza resucitaron esa vez en el Parlamento.

Cinco años después se cumplió el deseo de don Francisco pues Colmenar le esperaba desde aquel juego de dados. Era el final del siglo, con lo mal que había empezado…

Y enseguida, navegando el nuevo siglo, después de cien años, renacieron las ideas libres educativas y este Equipo se halló junto a otros Equipos de los lugares asomados al Guadarrama y allí latía el espíritu de la Cabrera, que recuerda aquel encuentro de 1906. FIN

Juan Antonio Arroyo Díaz.

23 de mayo.2008

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